Ni sus antiguas dueñas se imaginaban lo que estaban por crear al comenzar a preparar sus increíbles pequeñas tortas preparadas en porciones individuales. Solo bastó que algunos las prueben para tener colas y colas de fanáticos esperando para conocerlas. 15 años después.. todo sigue igual.
Un cupcake se debe comer con la mano y de a bocados, lo sabemos, pero estaban tan lindos que nos pareció un crimen y recurrimos a tenedores para saborearlos de a poco (Creo que el crimen finalmente lo hicimos nosotros probándolos de esa forma).
Los combinamos con un café riquísimo y bien calentito para pasar esa tarde nublada y fría, clásica de un invierno newyorkino que se está por despedir....
Algo más? No, no necesito NADA más...... Yummy!
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